29 de noviembre 2023  al 25 de febrero de 2024 – Salas de Exposiciones 1 y 2

CCAM | Juvenal Ravelo:Reflejos cromáticos. Homenaje a Soto, Cruz-Diez y Otero

Juvenal Ravelo: Reflejos cromáticos. Homenaje a Soto, Cruz-Diez y Otero

El Centro Cultural de Arte Moderno (CCAM), nueva denominación de este maravilloso espacio dedicado al arte y la cultura en Caracas por más de 30 años; goza del privilegio de estrenar su nueva imagen con la exposición Juvenal Ravelo. Reflejos cromáticos. Homenaje a Soto, Cruz-Diez y Otero, con la idea de continuar celebrando la tendencia del movimiento cinético en el mundo entero.


Este exposición, que representa para nuestra institución la oportunidad de honrar el legado del maestro Juvenal Ravelo, quien a su vez rinde homenaje a sus compañeros Carlos Cruz-Diez, Alejandro Otero y Jesús Soto, tres grandes venezolanos pioneros en el Cinetismo a escala nacional, que estudiaban incorporar en sus obras la impresión del movimiento real o aparente, y con quienes compartió reflexiones en torno a cómo lograr que las obras permitieran percibir este efecto, interactuando con distintos estímulos necesarios, de manera que se pudiera captar el movimiento real. Un ideal que implicaba grandes exigencias y de avanzada para su época.


Juvenal Ravelo (Caripito, estado Monagas,1934), a sus 89 años y en la plenitud de su madurez, nos privilegia con una exposición cargada de una magnífica selección de obras recientes en su mayoría, prueba fehaciente de la entrega, dedicación y constancia que le ha dado a sus creaciones hasta la actualidad. El maestro Ravelo es un artista que ha sabido conjugar efectos bidimensionales y tridimensionales con un planteamiento claro de fragmentación de luz y color en cada una de sus obras. A su vez ha tenido la sensibilidad de hacer un arte participativo en las calles donde consigue, de forma elocuente, fusionar en su trabajo las nuevas tecnologías y el arte digital, lo que permite la integración de reflejos cromáticos en el movimiento y hace que el espectador se vuelva partícipe de la nueva estética multidimensional.


CCAM, el espacio que nos une hoy al maestro Juvenal Ravelo se siente agradecido por la generosidad del artista, que ha permitido que podamos compartir con nuestra comunidad la experiencia de disfrutar, en esta sala, de su legado y trayectoria artística, plasmada en estas 35 obras de arte. También queremos agradecer especialmente al Centro de Arte Daniel Suárez por el apoyo y colaboración que nos ha brindado durante el desarrollo de esta exposición.


El Centro Cultural de Arte Moderno se siente honrado y agradecido con la Fundación Telefónica que ha sido una aliada, tanto para nuestra institución como para nuestro querido maestro Juvenal Ravelo, especialmente por el reconocimiento que le brinda con la edición del libro Fragmentación de la luz y el color. Somos privilegiados de poder celebrar de esta manera, junto a Telefónica, la historia de este gran artista.
A la Embajada de Francia en Venezuela un sentido agradecimiento por su constante apoyo. Ellos, al igual que nosotros, creen en las infinitas posibilidades del país, saben lo necesario de una labor integrada para conquistar la excelencia, trabajan incansablemente en la creación de oportunidades, permitiendo el desarrollo del talento de nuestros artistas, en un compromiso por promover la cultura y mostrar a las nuevas generaciones el valor de creadores venezolanos que, como Juvenal Ravelo, han dejado una huella profunda en el arte moderno.

María Beatriz Hernández de Vargas
Presidenta Ejecutiva
Centro Cultural de Arte Moderno

Una multiplicidad de factores de orden político, social y cultural, en el sentido más amplio del término, hicieron posible después de la Segunda Guerra Mundial, un momento en el que se comienza a escribir de nuevo la historia. Frente a varias tendencias artísticas, la autonomía ideal de la obra de arte, a menudo fue puesta en juego, cuestionada o interrogada con la intención de ampliar el campo de la acción artística en una verdadera experiencia intersubjetiva; en esa misma medida las obras fueron convirtiéndose en mecanismos de interconexión, en verdaderos dispositivos articuladores entre individuos, comunidades y tradiciones históricas diferentes; con el propósito de enfrentarse al otro y de hacer posible, en el encuentro, la eclosión de la diferencia.


Lo cierto es que a partir de los años cincuenta y sesenta del siglo veinte, muchos jóvenes artistas que se encuentran en París venidos de distintas partes del mundo, bien como extranjeros, visitantes, apátridas, migrantes o refugiados, buscan definir una relación nueva, más interactiva, entre la obra y su espectador, para convertirla en un dispositivo articulador, en una experiencia que permita o incite a pensar la relación con el otro o con los otros. Todo parte, por tanto, de la forma, el color, las texturas y la materia, de una particular manera de pensarlos y de pensar con ellos.


Así, los venezolanos Alejandro Otero, Jesús Soto, Carlos Cruz-Diez y Juvenal Ravelo, nuestros creadores cinéticos, entonces, residenciados en París, además de evidenciar un talento indiscutible, ligereza de carácter, se unieron para ser más fuertes con gran apertura a lo posible y una voluntad que se oponía a todos los obstáculos en su aventura creadora, expresan, cada uno en su particularidad, el ideal de hacer del arte una totalidad en la que puedan intervenir para su percepción, todos los sentidos.


En ese afán contemporáneo, buscan formular una relación directa entre la tecnología y la evolución del arte, que se anticipa al país, a la Venezuela que todavía no ha llegado a ser, pero, aun así, como ese ser venezolano que tiene enormes ventajas sobre el peso de las grandes civilizaciones, siempre dispuesto a manejar nuevos lenguajes, parten del internacionalismo del arte planteado en ese tiempo, también de sus experiencias vivenciales, opuestos al abstraccionismo geométrico y sus derivaciones. Plantean esa contraposición estático-dinámica, una otra forma de virtualidad. La idea del movimiento rige sus nuevas relaciones con el arte, que pretenden crear con la participación del espectador el estímulo por todas las vías de la percepción; apreciar la obra como un acontecimiento, siempre renovándose a sí mismo, el cual exige adoptar puntos de vista cambiantes que implican la inserción del público dentro del radio de acción de la obra.


Juvenal Ravelo, a su llegada a París, en 1964, toma el campo del Cinetismo, a sabiendas de que le precedían grandes triunfos y experiencias grupales durante casi una década. Pero lo aborda con una exigencia de formación interiorizada, convencido de que el lenguaje es una medida propia de cada ser, especialmente de los creadores. Logra imponer su sentido silencioso de la meditación, su capacidad de observación entrañable y su disposición para un trabajo minucioso y certero; realiza estudios de sociología del arte en la Universidad de La Sorbona, y se incorpora a la visión de una interpretación dinámica de los fenómenos de la percepción, no para representarlos, sino para construir una metáfora objetiva que asigne papel participativo al hombre común, al espectador corriente. En una subversión permanente, Juvenal Ravelo, artista de alta significación social y humana, de todo cuando había visto y experimentado, tal vez escoge la luz, como una necesidad esencial, vivencial, y también para buscar en los nuevos recursos de la época. Así, llega a lo que él ha llamado la fragmentación de la luz y el color, que se inicia sobre la base de estructuras monocromas, propios de la luz parisina. Y es precisamente la relación entre los fenómenos físicos y psicológicos, objeto principal de su investigación, el componente personal. Con el recurso del espejo-color, Ravelo aporta al abordaje cinético, situando al espectador lo más cerca posible de los elementos plásticos fundamentales: movimiento, luz, color, y conduciéndolo a la acción en el espacio. Al mismo tiempo se propone crear otra concepción, el arte participativo, con la incorporación del habitante en la propia en elaboración de las obras en procura de la transformación del medio cultural y ambiental, así nace su invención de los módulos cromáticos, realizados en un entorno físico, espiritual y un profundo contenido social.


En la obra reciente de Juvenal Ravelo, el color se potencia con sus experiencias del arte participativo, su correlato en la tecnología actual, en la navegación de hipervínculos y la inteligencia artificial, con los cuales expande su obra hacia otros lenguajes, en su diálogo cinético reafirma la contemporaneidad de toda su creación. Los reflejos cromáticos en movimiento, se convierten en su finalidad principal en la cual el espectador se vuelve partícipe de estas actuales propuestas, donde la presencia protagónica de su obra se produce, también, por la influencia visual del colorido del entorno natural venezolano, matizado por la luz tropical que invade su memoria, convertidas en un acontecimiento de otro movimiento virtual. Toda esa transformación constante, cambiante, y apertura perceptiva de la contemporaneidad tiene que ver con ese espíritu del venezolano, que además nos identifica a lo colectivo y grupal, siempre dispuestos a incorporar nuevos instrumentos y recibir lo nuevo que exista. Porque “el venezolano aprende del pasado como conocimiento, sin veneración, abierto siempre al futuro”, sostenía Jesús Soto.


Con esta exposición Juvenal Ravelo. Reflejos cromáticos, celebramos su vida en la creación y la generosidad del maestro en reconocer al otro, en homenajear a sus compañeros de ruta en el arte; Soto, Cruz-Diez y Otero. El “amigo de corazón” de ayer y de siempre con este gesto refleja el modo de percibir y de ser del venezolano. En la solidaridad que ha signado su larga vida artística, partiendo desde la mismidad y otredad, para convivir armónicamente y así construir un mundo más pacífico y humano.
Elida Salazar
Curadora

Las estéticas contemporáneas tienen, por su compleja diversidad, relaciones particulares con el tiempo y con el espacio. Ellas heredaron de las vanguardias y la condición postmoderna del siglo XX un marcado desdén por los sistemas de representación cerrados y la perspectiva lineal de la historia. De ahí que se abrieran a la idea de una realidad polidimensional, abandonaran las formas del mundo aceptadas por la tradición y ofrecieran la experiencia de un nuevo infinito. Para Jesús Soto, los experimentos hechos con volúmenes virtuales por artistas como Naum Gabo le permitieron comprender que “una de las cosas esenciales del arte moderno era acabar con la idea de forma y ¿qué era la forma? Las formas eran estudio de una realidad inmediata”. Para Juvenal Ravelo la fragmentación de la luz y el color ha sido un modo de descomponer las formas en efectos luminocromáticos. Con ello, ha conseguido dar un salto hacia relaciones y energías no evidentes, pero que determinan la estructura del universo. Actualmente, el mundo está hecho de redes electrónicas, espacios y cuerpos híbridos, integración de átomos y bytes, múltiples inteligencias, identidades nómadas, telepresencia y vínculos interespecies entre otros. El arte, y en especial el cinetismo, está vinculado a los avances en ciencia y tecnología, de ahí que esa nueva condición de la vida no le sea extraña. Para Frank Popper, el trabajo del “maestro de Caripito” es indiscernible de la idea de ambiente. Esto lo ha demostrado tanto en sus obras individuales como en los ejercicios colectivos de arte de participación. Ahora, lo hace en un ambiente digital integrando sus investigaciones sobre la luz y el color a las propiedades de los nuevos artilugios tecnológicos. Es lo que ocurre en esta experiencia de inmersión, a la cual puede el espectador acceder a través de los lentes de realidad virtual o escaneando el código QR con su teléfono. Más que una innovación, la obra digital de Ravelo, es una consecuencia de su concepto y su proceso de trabajo. Ambiente luminocromático, participación, virtualidad, un profundo amor por la vida e investigación de las propiedades físicas de la realidad son inherentes a lo expuesto en estos dispositivos. En el trayecto creativo que lo trajo hasta aquí, él vinculó su trama cinética a una red de colaboradores que le ayudaron a hacerlo posible: Fundación Telefónica Movistar, la línea de investigación Maya: cultura digital y discursos estéticos contemporáneos del CIFH UCAB, el Centro Cultural de Arte Moderno y Tokens Art Gallery que lo ha ubicado en la condición tecnológica del siglo XXI.


Humberto Valdivieso
Investigador

Compartir

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *